PAISAJES DEL
ORINOCO
I
Como cruzadas aguas
de aquella Mesopotamia
incansables pasajeros
del Puerto de las Tablas
rodantes fieles peregrinos
del Santo de Guayana
y Tucupita en su Mánamo
huyendo viajan sin retorno
y al abrirse en Amacuro
sedosos guantes deltanos
con grietas en su curso
navegan corriente fuerte
a encontrarse con la mar
navegan corriente norte
a encontrarse con la muerte.
Ruidosos recuerdos fugados
de los manglares refugiados
son repicados en campanadas
por aguas mestizas picadas
frenadas por bocas
saciadas
cargadas de brumas calmadas.
.
II
¡Oh sobrio río Orinoco
símbolo de libertad¡
esbelto en su mirada
con límpidos paisajes
soberbio río repleto
audaz y bien temido
cuando avanza de día
cuando reposa de noche.
Aquel inmenso Orinoco
de pétalos primaverales
con sus loables raudos
arrogante en su cresta
Indomable en su carácter
lo conocí ayer riéndose
lo conocí ayer llorando
lo conocí enamorando
con pasiones desbocadas
a lindas doncellas despojadas
y bellas margaritas deshojadas.
III
Orinoco, Orinoco
esplendoroso río
caudal de emociones
de cuantas leyendas.
Te descubrí en juventud
¡quizás joven como tú¡
Hoy como nunca
irradia el espejo
aguas remozadas
de placentera ilusión
vistoso como el mar
orgulloso y rebelde
anfitrión de un ideario
histórica Angostura.
Lazos de hazañas
la tierra que bañas
rostro que combina
sirvió de cuna divina
a la niña
colombina ,
bandera expresiva
de una sola nación.
IV
Hilanderas tejen gotas
del fluido hilo blasón
del escudo guayanés
unidas por mil razones
fortalecen tus venas.
Las aguas del Orinoco
son manantiales de
miel
chispas saltadas del mar
que cautivan el palmar
con flores de
azahar
cuando el sol y la
luna
se ocultan para amar.
.
V
Sus temblorosas
aguas no paran
caminan, caminan
con fuerza colosal
marcando huellas
para luego atracar
en puerto perdido
y no morir jamás
en plena víspera
en medio camino
sino en el tiempo
dispuesto por Dios
cuando los labios
se besen con la mar
y explote en llamas
el volcán piadoso
de almas en espera
aunque el marchitar
de las rosas mustias
no es el fin del espino.
Ese natural arribo
dolorosos en unos
confuso en otros
cristal de creyentes
nidos de alondras
son fases del olimpo
de un reverdecer
de un nuevo día
esperado renacer
de vidas en la vía.
VI
¡Orinoco, Orinoco¡
imágenes del ayer
vivencias de hoy
ávido ágil torrente
que revive mi ser.
Orinoco río hermoso
¡cuán largo y frondoso¡
Orinoco río de acoso
Orinoco río de luces
remanso de luceros
admirado y respetado
por los pinos del aquí
por los bosques del allá.
Tu singular plumaje
de múltiples tonadas
en tus largas riberas
penetra el pecho libre
y el acrisolado suelo
de la amada Guayana
y de la querida patria.
.Flechas de orquídeas
aroman los corazones
de preciosos celajes.
Serenatas musicales
con sutiles cánticos
adormecen cayenas
y animan las barcazas
que transitan el lecho
con rumbo ya hecho.
VII
Despiertos caimanes
celosos guardianes
protegen al bravo río
cuando sus aguas
a veces desmayan.
Lanudos Lau lau
o Valentón y en Warao
conocidos “ Horu-joko,
el morocoto, un sábalo
la raya o un
coporo
nadan por la
nada
sin saber su
destino
escoltados en lo alto
por alas golondrinas
viajeras de los ríos
que vuelan el arcoiris
dibujando sus amoríos.
Peces y aves surfean
las inquietantes aguas
que por toque mágico
despiertan encantos
prendiendo los faros
del inocente cocuyo
para reflejar en lo suyo
el rostro serio escondido
del generoso río sentido.
VIII
En cada Semana Mayor
con ropaje de guacamaya
marcha el río en procesión
y el pueblo con devoción
reza en coro una oración.
Y en agosto de cada año
en plena ciudad histórica
en la feria de la sapoara
pez único en el mundo
las aguas bailarinas
atraídas por la marea
lucen coquetos cintillos
como florecillas en tinas
sobre cabelleras refinas
de tantas mozas finas.
IX
En la llamativa mesa
de cualquier guayanés
las sapoaras domadas
burlonas del anzuelo
con hechizada carne
amarran eternamente
muchos locos amores
diciéndose en la calle
que si se acompaña
el delicioso platillo
con variada vitualla
y bebidas en pitillo
jamás se tira la toalla
atándolo con una guaya.
X
En el viejo malecón
otrora Paseo Falcón
con fuerza de halcón
a orillas en un
sillón
embelesado por la brisa
sin embargarme la prisa
observo en el dulce río
la Tortuga de Piedra
en mitad de su llanto
frenada por el
tiempo
luchando siempre sola
por mantenerse a flote.
En pleno disfrute trivial
¡burbujas cristalinas
gloria espumante¡
con débil y vaga pupila
toco el río
arrollante
con ánimo contagiante.
Y al mirar lo
infinito
reflexiono a mi favor
sobre el agrio sinsabor
de los astros errantes
que si conocen su labor.
XI
Orinoco es embrujo
en cuentos de hadas
es tierra, aire y mar
clima muy sofocante
montañas, sabanas
y jugos tributarios.
.Son cristales sonrisas
de acacias guayanesas.
Orinoco es un paraíso.
Son románticas tardes
y estrelladas
noches
que ayudan a escalar
la empinada roja cima
donde con tierno amor
se da con mucho furor
el goce sin ningún dolor.
XII
Orinoco es travesía
vereda de 2.140 kms
desde Cerro Delgado
a playas oceánicas.
Es Amacuro y Bolívar
Monagas y Guárico
Apure y Amazona
y es lo venezolano
en todos sus rincones.
Orinoco es fauna y flora
es autana, árbol de vida
con sus nativos waraos
pemones y yanomamos
niños, jóvenes y otoños
sin ninguna exclusión.
Pero Orinoco más que
Tepuyes de diamantes
por bendición de Dios
es trabajo y esfuerzo
de labriegos forjadores
incansables soñadores
de campos esculpidos
de riquezas sociales
aradas por las manos.
XIII
Orinoco son las ramas
viejas, nuevas, frescas
o resecas de un cedro
cultivado y bien regado
por fecundos molinos.
Son ciudades y pueblos
construyendo horizontes
donde los hijos y frutos
canten con fiel regocijo
por tener el pan recogido
producto de un recorrido
de un trabajo merecido
de un más allá definido
en sana tranquilidad
y sincera hermandad.
XIV
Llegado al puerto zeta
del poético viaje fluvial
ya que además de trigo
los temerosos hombres
vivimos de esperanzas
grato alimento vigoroso
digo en versos libres
de brocha imaginativa:
“La Juanita y el Reverón
salieron a pasear un día
y desnudos se bañaron
en las aguas del Caroní
creyendo así que eran
riachuelos de Galipán.
Reverón y sus pinceles
salieron a pintar un día
y juntos se inspiraron
en paisajes del Orinoco
creyendo así que eran
azulejas mansas aguas
de las playas caribeñas
mudas muñecas de trapo
cocales y tintos
uveros
y los invisibles fantasmas
que danzan en las tinieblas
del ahogado y recordado
triste Castillete de Macuto”.
XV
Abro los ojos espirituales
y veo en mi lejano mar
aurora de sueños líricos
que ahora tú me brindas
con brazos bien abiertos
y el corazón en las manos
como decía un bardo amigo.
¡Oh grandioso Río Orinoco¡
fuente de verdes esperanzas
en el alba y céfiros de vida
antes del zarpe de la partida.
Gilberto Bruzual Báez